«El Senado abre la caja negra: Presupuesto, perdones fiscales y un país que vuelve a discutirse a sí mismo»
26.12.2025
En una sesión cargada de tensiones, negociaciones subterráneas y presiones territoriales, el Senado se dispone a votar el Presupuesto nacional y la Ley de Inocencia Fiscal. Lo que parece un trámite legislativo se convierte en un espejo del país: desigual, fragmentado y obligado a redefinir quién paga la crisis y quién recibe alivio.
🟥 «El Senado abre la caja negra: Presupuesto, perdones fiscales y un país que vuelve a discutirse a sí mismo»
En una sesión cargada de tensiones, negociaciones subterráneas y presiones territoriales, el Senado se dispone a votar el Presupuesto nacional y la Ley de Inocencia Fiscal. Lo que parece un trámite legislativo se convierte en un espejo del país: desigual, fragmentado y obligado a redefinir quién paga la crisis y quién recibe alivio.
El día que el Senado volvió a ser el centro del país
El Senado amaneció con un clima espeso. No era una sesión más: el debate del Presupuesto y la Ley de Inocencia Fiscal había logrado lo que pocas veces ocurre en la política argentina reciente: poner a todos los actores en alerta al mismo tiempo.
En los pasillos, asesores, operadores y legisladores repetían la misma frase: “Hoy se juega más que un número”. Y tenían razón.
El Presupuesto, que debería ser un instrumento técnico, se transformó en una disputa por el sentido del país.
El oficialismo llegó decidido a mostrar orden. Necesita aprobar el Presupuesto para enviar una señal de estabilidad, tanto hacia adentro como hacia afuera. Pero la oposición —fragmentada, heterogénea, impredecible— vio en esta sesión una oportunidad para marcar límites, condicionar políticas y exhibir músculo propio.
Las provincias, especialmente las patagónicas, volvieron a ocupar un lugar central. Gobernadores y senadores del sur reclamaron previsibilidad, fondos y reconocimiento de las asimetrías históricas.
En Tierra del Fuego, Chubut, Santa Cruz y Neuquén, el Presupuesto no es una planilla: es obra pública, conectividad, subsidios al transporte, energía, empleo. Es la diferencia entre un año posible y un año inviable.
La sesión expuso algo que la política intenta disimular: la Argentina no discute números, discute modelos de país.
La Ley de Inocencia Fiscal: alivio o privilegio
Si el Presupuesto era la superficie, la Ley de Inocencia Fiscal era el subsuelo donde se jugaba la verdadera batalla.
Presentada como una herramienta para “regularizar” deudas impositivas, la norma abrió una grieta inesperada: ¿es un alivio para quienes no pudieron más o un beneficio para quienes siempre zafan?
El oficialismo defendió la iniciativa como un mecanismo para reactivar la economía, permitir que pymes asfixiadas vuelvan a respirar y evitar el cierre de miles de pequeños comercios.Pero sectores críticos —tanto dentro como fuera del recinto— advirtieron que la ley podría convertirse en un blanqueo encubierto, un perdón selectivo que beneficia a los grandes jugadores que especulan con el tiempo y la política.
Los sindicatos fueron claros: “No se puede premiar al que no cumplió mientras se ajusta al que sí lo hizo”.
Las cámaras empresarias, en cambio, celebraron la posibilidad de “normalizar” situaciones que, según ellos, se volvieron impagables por la inflación y la presión tributaria. En la Patagonia, la discusión tomó un tono territorial.
Los legisladores del sur plantearon una pregunta incómoda:
¿La ley contempla las realidades económicas diferenciadas de las provincias más alejadas del centro?
Para muchos, la respuesta es no. Y ese “no” explica buena parte de las tensiones.
La Ley de Inocencia Fiscal, más que un instrumento técnico, se convirtió en un símbolo de la disputa por la equidad.
El mapa del poder: negociaciones, tensiones y pactos silenciosos
La sesión dejó al descubierto algo que la política conoce bien pero rara vez admite: el poder real no siempre está en el recinto, sino alrededor de él.
El oficialismo negoció artículo por artículo, consciente de que cada voto costaba una concesión.La oposición se fracturó entre duros, dialoguistas y pragmáticos, cada uno con su propia agenda.Los gobernadores operaron desde las sombras, especialmente los patagónicos, que exigieron fondos, obras estratégicas y garantías de continuidad.
En los despachos se hablaba de energía, transporte, subsidios, regalías, conectividad, puertos, rutas.En la Patagonia, cada uno de esos temas es una política de supervivencia.La sesión también mostró que el Senado sigue siendo el lugar donde se decide el rumbo del país, aunque muchas veces el debate público se concentre en la Cámara de Diputados.
Aquí, en este recinto más pequeño, más lento y político, se definen las grandes líneas del federalismo real.
La conclusión es clara: el Presupuesto y la Ley de Inocencia Fiscal no son solo leyes. Son la radiografía de un país que vuelve a discutirse a sí mismo.
Fuente: COSENSO PATAGONICO


