Multitudinaria movilizacion pone freno a al ajuste en el congreso
18.09.2025
La jornada del 17 de septiembre dejó una lección institucional: cuando el Ejecutivo intenta gobernar por decreto y veto, el Congreso puede —y debe— actuar como dique democrático. La política parlamentaria, lejos de ser una casta, se convirtió en herramienta de defensa social.
El Congreso como dique institucional: cuando la política le puso freno al veto de Milei
En una jornada cargada de tensión política y movilización social, la Cámara de Diputados rechazó dos vetos presidenciales que apuntaban directamente al corazón de la salud infantil y la universidad pública. El Congreso, rodeado por miles de ciudadanos, se convirtió en el último bastión institucional frente al avance autoritario del Ejecutivo. La derrota del gobierno fue política, territorial y simbólica.
El veto como herramienta de ajuste
El presidente Javier Milei vetó dos leyes aprobadas por amplia mayoría:
La Emergencia Pediátrica, que garantiza fondos al Hospital Garrahan.
El Financiamiento Universitario, que actualiza partidas y salarios en universidades públicas.
Ambos vetos respondían a la lógica del “déficit cero”, pero ignoraban el impacto social y federal de estas instituciones. El Garrahan atiende a niños de todo el país; las universidades públicas sostienen el tejido social en cada provincia.
El Congreso como contrapeso
La Cámara de Diputados respondió con contundencia:
181 votos contra el veto a la Emergencia Pediátrica.
174 votos contra el veto al Financiamiento Universitario.
La votación superó los dos tercios, lo que obliga al Senado a tratar los proyectos. El oficialismo quedó aislado: solo La Libertad Avanza y sectores del PRO votaron en contra, y hasta allí hubo fugas.
Fractura territorial y derrota política
El flamante ministro del Interior, Lisandro Catalán, debutó con dos derrotas. Gobernadores que antes acompañaban al gobierno —como Gustavo Sáenz (Salta) y Carlos Rovira (Misiones)— se alinearon con la oposición. Los bloques “Provincias Unidas” e “Innovación Federal” se sumaron al rechazo, desnudando la pérdida de aliados del Ejecutivo.
La calle como actor legislativo
Mientras se debatía en el recinto, miles de personas rodeaban el Congreso. La movilización fue clave:
Trabajadores del Garrahan, estudiantes, docentes y familias exigieron que no se recorte el futuro.
Las consignas “El Garrahan no se toca” y “La universidad no se vende” marcaron el pulso de la sesión.
La presión social condicionó el voto de legisladores indecisos y expuso el costo político del ajuste.
Más allá de los vetos: límites al poder presidencial
La sesión también incluyó:
- Emplazamientos para interpelar a Karina Milei y otros funcionarios por presuntas coimas.
- Avance sobre la ley que limita el uso de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU).
- Creación de una Comisión Investigadora sobre el caso de fentanilo adulterado.
El Congreso no votó solo: votó rodeado
La jornada del 17 de septiembre dejó una lección institucional: cuando el Ejecutivo intenta gobernar por decreto y veto, el Congreso puede —y debe— actuar como dique democrático. La política parlamentaria, lejos de ser una casta, se convirtió en herramienta de defensa social.
La derrota de Milei no fue solo legislativa. Fue una señal de que el ajuste tiene límites, y que esos límites se construyen con votos, con movilización y con coraje político.
Fuente: CONSENSO PATAGONICO